Quedará para los anales de la historia (o más bien, para el capítulo "Cómo Arruinar un Imperio en un Solo Mandato") el día en qu...
Quedará para los anales de la historia (o más bien, para el capítulo "Cómo Arruinar un Imperio en un Solo Mandato") el día en que la Administración Trump decidió que, si el cloro no funcionó contra el COVID, quizás sí lo haría contra la economía. Con la solemnidad de un vendedor de humo en un bazar, EE.UU. anunció el fin de su política de libre comercio, ese concepto que les molesta tanto a pesar de que les permitió dominar el mundo durante 80 años. ¿La nueva estrategia? Aranceles para todos, como si fueran medallas de participación en las Olimpiadas de la Autodestrucción.
El presidente Trump, en un arrebato de genialidad comparable solo a su teoría de los "inyectables desinfectantes", declaró una "emergencia económica nacional" (porque, claro, si no le ponemos nombre dramático, no parece importante). La solución: aranceles del 10% para todos, con bonus track para 60 países considerados "los más infractores" (léase: "los que se atrevieron a vender cosas más baratas que nosotros").
La base científica de esta medida es la misma que respaldó el "cómo adelgazar escribiendo con tinta azul": absolutamente ninguna. Pero, ¿quién necesita economistas cuando puedes tener corazonadas? El nuevo "arancel recíproco" se calcula con una fórmula tan sofisticada como:
* (Déficit comercial / Importaciones) ÷ 2 + (Una pizca de rencor)
Si hay superávit, 10% automático, porque castigar el éxito ajeno es el nuevo "America First". Así, EE.UU. regresa gloriosamente a los niveles arancelarios de 1930, cuando la Gran Depresión demostró lo terriblemente mal que funcionan las guerras comerciales. Pero esta vez será diferente, ¿verdad?
¿Cómo Demostrar que Esto es un Desastre Sin Necesidad de Ser Premio Nobel?
Gracias a los avances en economía básica (algo que la Casa Blanca aparentemente ignoró), podemos simular el impacto de esta brillante idea:
* EE.UU. reduce sus importaciones en un 9% (porque nada dice "soberanía económica" como pagar más por lo mismo).
* La renta real per cápita cae un 15% (traducción: "adiós, sueño americano; hola, pesadilla inflacionaria").
* Los precios se disparan (pero tranquilos, la Reserva Federal resolverá esto imprimiendo más dólares… porque eso nunca falla... hasta ahora).
Mientras tanto, Europa se frota las manos, porque si algo sabe el Viejo Continente es que, cuando EE.UU. tropieza, alguien más recoge los pedazos. La UE no solo mantiene su posición, sino que podría convertirse en el nuevo centro del comercio mundial (ironías de la vida: el proteccionismo de Trump podría ser el mejor regalo para Bruselas), aunque primero deben resolver temas complicaos como los impuestos a las multinacionales, las actuaciones en el ámbito tecnológico y los avances en el proceso de integración y construcción de un proyecto común de relevancia internacional. Si logran arreglar la mitad de esos líos, Europa se podría poner al tú por tú con China.
En cambio, Asia y Suiza lloran en silencio (bueno, Suiza en secreto, porque el dinero no hace ruido). China, India, Corea del Sur y Japón ven cómo sus exportaciones se hunden, mientras piensan: "¿En serio nos están haciendo esto… otra vez?"
Las consecuencias más Allá del Dinero (O "Cómo Perder Amigos y Alienar Economías")
* El dólar ya no es tan cool: La confianza en la moneda estadounidense se resquebraja, porque nada inspira más seguridad que un país que cambia las reglas del juego cada cuatro años.
* Inversiones productivas: ¿Quién va a invertir en un país donde las políticas comerciales tienen la estabilidad de un tweet borracho?
* Aliados estratégicos: EE.UU. ahora se abre a hacer negocios hasta con economías "confiables" al estilo de… Venezuela y Nicaragua (a quienes por cierto les aplica aranceles extra, porque el castigo debe ser proporcional al nivel de incomodidad ideológica).
Conclusión: el cloro Económico Solo Quema a Quien lo Bebe
En resumen, Trump ha logrado lo imposible: convertir la economía más poderosa del mundo en un experimento fallido de manual. Los precios subirán, los salarios perderán valor y los consumidores descubrirán que "Made in America" ahora significa "pagas el doble por la mitad de calidad".
Mientras tanto, el resto del mundo se adapta, se diversifica y busca alternativas al dólar. Porque, al final, la moraleja es clara:
"Si juegas a la ruleta rusa con la economía, tarde o temprano te toca el balazo."
Y esta vez, el disparo lo acaba de hacer EE.UU.… contra sí mismo... o más específicamente, contra sus pobres, contra sus obreros, contra su clase trabajadora, que es la que va a pagar el costo del suicidio económico perpetrado por Donald Trump.
Por cierto: La Reserva Federal ya está preparando su próximo movimiento: subir tipos de interés hasta que la inflación se rinda. O hasta que la economía explote. Lo que ocurra primero.
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