Seis meses. Ese es el tiempo que le ha tomado a Claudia Sheinbaum empezar a desmantelar, con datos y no con ocurrencias, y muy a su pesar ...
Seis meses. Ese es el tiempo que le ha tomado a Claudia Sheinbaum empezar a desmantelar, con datos y no con ocurrencias, y muy a su pesar con la carga inexorable del tiempo, el monumental castillo de mentiras que Andrés Manuel López Obrador construyó durante seis años. Porque, seamos honestos: AMLO no era un presidente, era un storyteller compulsivo, un vendedor de humo con talento para el melodrama y una habilidad envidiable para autofelicitarsetras cada tropelía.
Dinamarca: el sistema de salud que AMLO inventó en su cabeza
"Nuestro sistema de salud será mejor que el de Dinamarca", prometió el mesías tropical con la misma seguridad con la que un niño jura que su perro se comió la tarea. ¿Resultado? Un desabasto de medicamentos tan grave que Sheinbaum tuvo que lanzar compras de emergencia, solo para descubrir que, oh sorpresa, los contratos estaban inflados por la corrupción. Eduardo Clark, subsecretario de Salud, admitió lo que todos sabíamos: hay "momentos críticos de abasto". Y Alejandro Svarch, del IMSS-Bienestar, confirmó que 99 hospitales tienen quirófanos en estado deplorable. La "farmacia más grande del mundo" resultó ser un chiste de mal gusto, un hoyo negro donde desaparecieron miles de millones de pesos. Pero claro, según AMLO, "es mejor que Dinamarca". ¿En qué universo paralelo? ¿En el de los "datos alternativos"?
El huachicol que nunca se acabó
"Acabamos con el huachicol", presumía López Obrador como si fuera el sheriff de un western mexicano. La realidad, como siempre, le dio una bofetada con guante blanco: en febrero, Pemex admitió que el robo de combustible sigue. En marzo, Omar García Harfuch reportó el decomiso histórico de 10 millones de litros en un solo operativo. En total, este sexenio lleva 25 millones de litros asegurados. O sea, el huachicol no solo no desapareció, sino que creció, floreció y se convirtió en una megaindustria que sigue tan campante como el mito de que AMLO "no miente".
La gasolina de 10 pesos: El unicornio del sexenio
"Con Morena, la gasolina costará 10 pesos, como en EU", prometió el presidente con la cara más dura que el concreto. ¿Qué pasó? La gasolina Magna subió 24%, la Premium 21.5%, y Sheinbaum tuvo que firmar un acuerdo para topar el precio en 24 pesos (catorce más de lo prometido). Pero bueno, en el país de las fantasías obradoristas, los números son solo sugerencias.
Los muertos que AMLO no vio (pero que sí contamos)
En 2018, ante la pregunta de Azucena Uresti de "¿En cuánto bajarán los homicidios?", respondió sin pestañear: "50%. Actualmente hay 66 diarios. Vamos a reducirlos." ¿Lo logró? No. Su sexenio cerró con 86 ejecuciones diarias, el más sangriento en la historia de México, con más de 200,000 homicidios. Prácticamente una guerra civil. Sheinbaum, al menos, ha detenido a 17,258 personas y asegurado 140 toneladas de droga en seis meses. El promedio de homicidios ha bajado, pero las desapariciones siguen en aumento. ¿Abrazos, no balazos? Más bien "discursos, no resultados".
Las madres buscadoras: El dolor que AMLO ignoró
"Las atendemos constantemente", decía mientras las evitaba como si fueran acreedores. Nunca las recibió. Nunca les dio respuestas. Las llamó "politiqueras" por exigir lo ninguna administración ha sido capaz de darles: justicia. Sheinbaum, al menos, ha empezado a destrabar fiscalías y a destapar fosas. Por lo menos ha puesto a su Secretaria de Gobernación a trabajar y a recibir a los colectivos de búsqueda. Pero el daño moral ya está hecho. El país ya está roto.
El legado de un mitómano
AMLO gobernó con dos herramientas: mentiras grandiosas y programas sociales como anestesia. Funcionó… hasta que la realidad empezó a cobrar factura. Sheinbaum ahora tiene que limpiar el desastre, pero al menos lo está haciendo sin el cinismo de su antecesor.
¿Cómo termina uno de los políticos más influyentes de México? Como empezó: entre aplausos de incondicionales, datos que lo desmienten y un país que sigue esperando soluciones reales. Sheinbaum tiene la oportunidad de escribir una historia distinta. Ojalá no caiga en la misma tentación de gobernar con ocurrencias. Porque México ya no aguanta otro sexenio de "realidades alternativas".
Y por supuesto, a todo esto cabe preguntarse ¿dónde cuernos está la oposición?
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