87 años de "soberanía" Hoy se cumplen 87 años desde que el general Lázaro Cárdenas, en un acto de patriotismo que haría llorar d...
87 años de "soberanía"
Hoy se cumplen 87 años desde que el general Lázaro Cárdenas, en un acto de patriotismo que haría llorar de emoción a cualquier mexicano (o al menos eso nos enseñaron en la primaria), decidió expropiar el petróleo mexicano. Casi nueve décadas después, Pemex llega a su aniversario en condiciones que harían llorar al propio Tata Cárdenas si estuviera vivo: con pérdidas estratosféricas de 620 mil millones de pesos solo en 2024 —una cantidad que, por cierto, podría financiar varios programas sociales completos o construir unos cuantos hospitales que tanta falta hacen— y ostentando el vergonzoso honor de ser la petrolera más endeudada del planeta. Un logro que las agencias calificadoras no han ignorado, colocándola en el sótano del prestigio crediticio mundial.
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Tarde, pero sin sueño
Parece que finalmente el gobierno federal ha decidido despertar de su letargo en materia de desaparecidos. Solo hizo falta acumular 124 mil personas en los registros oficiales —una cifra que equivale a desaparecer ciudades enteras— para que alguien en los pasillos del poder se diera cuenta de que, en efecto, tenemos un problema de dimensiones apocalípticas.
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Hoy habrá cuatemiña
Hoy es el día en que la Sección Instructora de la Cámara de Diputados tiene su cita con la justicia... o más probablemente, con su pariente cercano: la impunidad. Los cuatro integrantes de este selecto club legislativo decidirán si el ex futbolista y ex gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, merece perder su fuero y enfrentar las acusaciones por presunto abuso sexual y malos manejos financieros que lo persiguen desde su gestión en tierra zapatista.
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Elección Judicial hace agua
A poco más de dos semanas de que arranquen las campañas para la elección judicial, el Instituto Nacional Electoral (INE) parece estar protagonizando su propia versión de "Misión Imposible", pero sin Tom Cruise ni final feliz a la vista.
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Furia laboral en el INAI
Tal y como adelantamos en nuestra columna anterior —porque la clarividencia periodística es nuestro único atributo que aún no ha sido reconocido—, hoy un nutrido grupo de trabajadores del Instituto Nacional de Transparencia (Inai) escenificará su propia versión del apocalipsis burocrático, tomando por asalto el piso del Instituto para impedir la última sesión del pleno.
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La coladera digital de Palacio Nacional
Pese a que debería ser la zona más blindada en todos los aspectos —incluido el cibernético—, Presidencia de la República se ha convertido en una especie de coladera digital tan porosa que haría sonrojar hasta al más novato de los administradores de sistemas.
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La Rola de los Nopales Automáticos
La coladera digital
En el corazón de México, donde el poder habita,
se yergue orgulloso el Palacio Nacional,
con murallas de cantera que la historia acredita,
pero con defensas digitales de cartón fenomenal.
Debería ser fortaleza, búnker inexpugnable,
refugio blindado contra bits y amenazas,
mas resulta coladera, porosa, lamentable,
que hasta al novato en sistemas le da vergüenza.
La Presidenta confirma con solemne parsimonia
que sus datos personales han sido ya saqueados.
"Nada grave", asegura con falsa ceremonia,
como capitán que ve su barco entre ahogados.
¡Qué curioso país donde los secretos nacionales
tienen menos protección que una cuenta de TikTok!
Mientras los inges advierten peligros colosales
y la soberanía digital sufre un demoledor knock-out.
En noviembre fue la Consejería, templo de la ley,
la que sufrió el embate de invisibles saqueadores.
La transparencia selectiva se convirtió en rey:
opacos los detalles, mudos los servidores.
Doscientos periodistas vieron sus vidas expuestas,
teléfonos y correos al mejor postor lanzados.
Artículo 19 denuncia, espera respuestas,
pero los culpables siguen libres. No serán hallados.
¿Redoblará ahora el palacio su escudo binario?
¿O seguiremos confiando en la suerte divina?
Cruzando los dedos como único inventario,
rezando que los hackers tengan gripe o tosferina.
Cualquier estudiante sin pelos en la lengua,
se reiría de nuestra defensa con crudeza mordaz:
hay más agujeros allí que en el presupuesto
y no hay esperanza de protección eficaz.
Y mientras datos sensibles navegan sin control
por rincones oscuros del universo digital,
instalamos detectores de metal con fervor,
ignorando que la amenaza real es virtual.
Así se reiría un hacker ya jubilado
con sonrisa sardónica y mirada perspicaz:
"En Palacio la puerta está abierta de par en par,
con letrero de bienvenida y bocadillos de paz".
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