El teatro político mexicano es cada vez más ridículo, más vergonzoso, más carroñero, y esto lo han confirmado brillantemente dos de los má...
El teatro político mexicano es cada vez más ridículo, más vergonzoso, más carroñero, y esto lo han confirmado brillantemente dos de los más destacados buitres de Morena con la foto más inverosímil del año. Ricardo Monreal y Adán Augusto López, cual Romeo y Julieta del austero régimen, se fundieron en un abrazo que haría sonrojar al mismísimo Judas tomándose una selfie con Cristo en el Gólgota.
"El momento que vive México requiere de unidad nacional", declaró Ricardito Monreal, olvidando convenencieramente que apenas hace unos días su compañero de foto lo acusaba de hacer malabares con 150 millones de pesos. ¡Vaya manera de unirse contra Trump! Nada como una oportunísima amenaza extranjera para hacer que dos políticos mexicanos 'olviden' su guerra fraticida.
La "pequeña discrepancia" sobre los supuestos desvíos millonarios se esfumó tan rápido como sus propias promesas de campaña. Adán Augusto, cual fiscal improvisado, había acusado a Monreal de hacer "contabilidad creativa" con el presupuesto del Senado, y la respuesta del zacatecano fue un elegante "muéstrame las pruebas o retráctate", sabiendo perfectamente que en política mexicana, las pruebas son como los fantasmas de un castillo: todos les temen, pero nadie los ve.
Pero, por favor, no sea usted ingenuo, inocente, candoroso, crédulo, bobo, cándido y simple... por favor, no lo haga... El verdadero trasfondo de esta telenovela política no es el presupuesto, ni la transparencia, ni el amor a México (¡já!). Es simplemente la carrera presidencial por el 2030, ese codiciado trofeo que hace que hasta los más acérrimos enemigos apliquen el equivalente de comerse una generosa rebanada de pastel de estiércol, y cuyo equivalente gráfico es precisamente una sonriente selfie. Ambas ex corcholatas, rechazadas por el dedo divino en 2024, ahora juegan al ajedrez político mientras sostienen sus puñales tras la espalda del adversario.
La lista de aspirantes para el 2030 es un elenco de una comedia política que no da risa: desde el eterno rebelde Marcelo Ebrard Casaubón (aún buscando su camino de regreso al redil morenista), hasta el incombustible Gerardo Fernández Noroña (porque toda obra necesita su personaje cochambroso). Y no olvidemos al "príncipe heredero", Andy López Beltrán, cuyo único mérito político es compartir ADN con el jocoso mesías tropical.
La "pax morenista" durará lo que dure la luna de miel legislativa de Sheinbaum. Más pronto de lo que le digo 'pelea' volveremos a la programación habitual de acusaciones mutuas y denuncias sin pruebas. En política mexicana, los abrazos son temporales, pero los cuchillos son eternos.
La foto de Monreal y Adán Augusto es un intermedio cómico, divertido, gracioso, bufonesco, chistoso, bromista, cachondo y socarrón en esta eterna tragicomedia política mexicana. Una brevísima pausa para el café antes de que continúe la abyecta función principal: la despiadada batalla por la sucesión 2030, donde la lealtad dura menos que la vida de una mosca de la fruta.
Si Maquiavelo viviera en el México actual, diría que en política una foto vale más que mil denuncias... hasta que llegue el momento de la venganza.
La guerra por el 2030 apenas comienza, y esta "reconciliación" es tan creíble como la existencia de los unicornios. El tiempo dirá quién ríe último en este circo político donde los payasos se toman muy en serio su papel de bufones.
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