Tras el monumental fracaso de Gustavo Petro, presidente de Colombia, frente a Donald Trump en las negociaciones, ahora se suma al selecto ...
Tras el monumental fracaso de Gustavo Petro, presidente de Colombia, frente a Donald Trump en las negociaciones, ahora se suma al selecto club de mandatarios descalabrados, grupo que hasta hace poco sólo incluía a Justin Trudeau, primer ministro de Canadá. Este hecho revela con claridad cuál será la estrategia de Donald Trump, una táctica profundamente peligrosa para México.
Hagamos una breve recapitulación de los eventos recientes. Desde un inicio, Justin Trudeau sufrió un golpe político contundente. Intentó adelantarse a los hechos con una actitud de camaradería hacia Trump, incluso tomándose libertades como presentarse sin invitación a Mar-a-Lago para encuentros no formales y actuando como si fuera su “súper amigo”. Sin embargo, apenas cuatro días después de su acercamiento, Trump se burló públicamente de él, desencadenando una crisis política en Canadá que obligó a Trudeau a renunciar como primer ministro y líder de su partido. Quedó políticamente desmantelado.
Ahora, Gustavo Petro se convierte en el segundo líder en caer en el otro lado de esta estrategia trumpista. Sin provocación real, se dejó llevar por un discurso nacionalista y altisonante, lanzando mensajes desde Twitter como: "A mí Donald Trump no me va a doblar". Incluso llegó a plantear una postura simbólica y desafiante, asegurando que preferiría caer al abismo antes que ceder. Sin embargo, en menos de 24 horas, Trump respondió con su clásica estrategia: amenazas de aranceles y cierre del espacio estadounidense para visas colombianas. Con estas dos medidas, Petro no tuvo más opción que retractarse y aceptar todas las condiciones impuestas por Trump, tragándose sus palabras y sus tuits.
Estos dos sucesos nos dan un ligero atisbo de la estrategia de 'negociación' de Trump, y nos deja bastante claro que ponerse completamente a favor de él no es viable, pero tampoco lo es enfrentarlo directamente. Los casos de Canadá y Colombia demuestran que ninguna de estas posturas funcionará. Esto pone a Claudia Sheinbaum en una situación extremadamente complicada, ya que Trump ha dejadover que está decidido a implementar los aranceles, las deportaciones masivas y la designación de cárteles mexicanos como organizaciones terroristas como eje de negociación.
Trump las ejecutará porque forman parte de su estrategia para consolidar el apoyo de sus votantes. México debe no sólo estar plenamente seguro de que todas las amenazas ocurrirán, sino que debe adelantarse y prepararse para mitigar los impactos de las mismas, porque el costo de estas medidas será significativo.
El problema, sin embargo, es que el gobierno actual, la llamada "Cuarta Transformación", no ha mostrado inteligencia estratégica frente a Trump. A pesar de que su conducta es predecible, México ha respondido con una tibieza preocupante. Más alarmante aún es la falta de un plan real por parte de Sheinbaum, quien aseguró que existe una estrategia, aunque todo indica que no es más que una ilusión.
Esa supuesta estrategia es como un fantasma en un castillo: todos hablan de ella, pero nadie la ve.
Con Petro y Trudeau como ejemplos de lo que sucede al enfrentarse a Trump, el margen de maniobra de México parece nulo. Sin planes concretos, el panorama luce sombrío. México necesita dejar de actuar con pasividad y empezar a tomar decisiones calculadas antes de que la amenaza de Trump termine por arrasar con los intereses nacionales.