El presidente López Obrador está enfermo. Muy enfermo. Padece el ‘ Síndrome de Hubris ’, un trastorno psicológico adquirido y que lo sufre...
El presidente López Obrador está enfermo. Muy enfermo.
Padece el ‘Síndrome de Hubris’, un trastorno psicológico adquirido y que lo sufren personas que ejercen el poder y que prácticamente enloquecen. Y en el caso de López Obrador, el diagnóstico no es nada bueno.
El síndrome de Hubris presenta síntomas que son claros y evidentes en Andrés Manuel, y se los voy a describir:
- Evaluar una situación con ideas fijas preconcebidas (los neoliberales, los enemigos de la 4T, los conservadores, los empresarios, los organismos independientes)
- Ser incapaz de cambiar de conducta (seis años consistentes en eso)
- Tratar a los demás con prepotencia (las imágenes de las palmaditas a Rosa Icela Rodríguez son vergonzosas)
- Tener una conducta marcadamente narcisista
- Generar un ego desmedido
- Despreciar las opiniones de los demás
- Sentir autoconfianza exagerada y sensación de omnipotencia
- Despreciar los consejos y criterios de los demás
- Identificarse con la institución (el servicio) a la que pertenecen ("No debo ensucial la imagen presidencial" cuando se negó a recibir a las madres buscadoras)
- Sentir inquietud, imprudencia e impulsividad
- Preocuparse excesivamente por la imagen
- Perder contacto con la realidad y aislarse progresivamente
- Considerarse infalible e indispensable (la "gira" a la que arrastró a Claudia Sheinbaum es una prueba vergonzante)
- Creer que va a disfrutar del poder para siempre
- Pensar que todos los que los critican actúan movidos por la envidia o la maldad
- Rechazar todas las críticas
- Considera a quienes lo critican como enemigos personales
Cada uno de estos síntomas los manifiesta claramente el señor López.
La Academia Española de Psicología describe que el 'Síndrome de Hubris' es un trastorno que se niega a sí mismo, y que quien lo padece nunca se reconocerá como enfermo y no pedirá perdón por sus conductas porque no ve motivo para hacerlo. Para más referencia usted puede consultar el siguiente enlace: https://neurologia.com/articulo/2018355
Afortunadamente, el síndrome de Hubris tiene cura, y sucede justo cuando se acaba el poder.
El presidente López Obrador se va a enfrentar en los próximos meses al 7.º año de su mandato, que es el más duro de cualquier sexenio.
Esta cura es dolorosa y terrible, a veces insoportable, así que no dude usted que veamos a López Obrador cometiendo imprudencias graves ya bien entrado el sexenio de Claudia Sheinbaum.
López Obrador se irá reencontrando con el López Obrador del 2006, e incluso con el López Obrador previo al 2018, ese al que mucha gente vio con buenos ojos, como un estadista, como alguien idóneo para encabezar al pueblo y que lo perdieron arrancando su sexenio.
No me haga usted mucho caso, pero quizá la recuperación llegue demasiado tarde.
Mientras disfrutaba de su sexenio y de su enfermedad, López Obrador se dedicó a golpear a todo el mundo, particularmente a Estados Unidos, y cada crítica o exigencia era atendida por la Secretaría de Estado, por la Embajada de Estados Unidos o por las agencias agredidas.
Pero eso cambió radicalmente con la detención de 'El Mayo' Zambada.
En esta ocasión hay silencio de Washington. No han respondido de la forma acostumbradas a las demandas del enfermo de Palacio Nacional.
Y ahora que ya ha quedado demostrado que a Estados Unidos no le importa meterse en territorio mexicano para saldar cuentas pendientes, pues al macuspano podría depararle una suerte negra mientras se recupera de su Síndrome de Hubris.