El sainete vergonzoso que protagonizó el cónsul adscrito en Shanghai, Leopoldo Guadalupe Michel Díaz, nos refleja diversas aristas
El sainete vergonzoso que protagonizó el cónsul adscrito en Shanghai, Leopoldo Guadalupe Michel Díaz, nos refleja diversas aristas en este tema de el servicio público.
Michel Díaz se puso lunático y empezó a bañar de insultos a un empleado del consulado en Shanghai porque no le quería tramitar una visa como lo quería el señor. En ese momento llegó el mero mero del consulado, que es Miguel Ángel Isidro Rodríguez, a preguntar pues qué carajos estaba pasando allí, y Leopoldo Michel Díaz, a pesar de que el cónsul general está por encima de él, también lo empezó a bañar de insultos y en plan de diva.
El empleado del consulado subió en las redes sociales el video producto de ese altercado y se viralizó de inmediato, generando múltiples lecturas.
La mayoría ha condenado a Leopoldo Michel Díaz porque se portó como un auténtico troglodita, pero también hay voces que dicen que el cónsul general Miguel Ángel Isidoro Rodríguez no debió de haber perdido los estribos ante el baño de insultos que este mequetrefe. El suceso por lo pronto obligó a la Secretaría de Relaciones Exteriores a emitir un comunicado diciendo que habrá sanciones, aunque no especifica quiénes van a recibir las sanciones.
Evidentemente Leopoldo Michel Díaz tiene que recibir una sanción fuerte que podría llegar justificadamente a la separación del cargo, porque alguien así no puede representar los intereses de México en China, pero también esto podría desembocar en sanciones contra Miguel Ángel Isidro Rodríguez, el cónsul general que evidentemente, a pesar de que el protocolo indica que debió de haber sido ecuánime, pues terminó perdiendo los estribos.
Los medios de comunicación también cometieron una serie de excesos, por decir lo menos, pues recurrieron a hacer paralelismos de la actitud lunática de Leopoldo Michel Díaz con la 4T.
Cuando uno editorializa los sucesos y los acontecimientos es fácil ceder a la tentación de aprovechar este tipo de incidentes para tratar de retratar a una administración completa, pero en estricto honor a la verdad, no es la primer vez que algo así ocurre. Lo hemos visto con panistas y priistas, y ya que estamos en esto, más todavía con ciudadanos de a pie, que recurren a insultar fuerte a los funcionarios públicos, a veces hasta llegar a las manos.
Jamás se puede disculpar que un funcionario público pierda los estribos, pero hay situaciones en las que la naturaleza humana es imposible de contener. Yo fui alguna vez funcionario público y me tocó ver un cambio drástico en la actitud de muchos amigos y colegas. Los reportros nos sentimos bordados a mano y en seda y oro, y no fueron pocas las veces en las que me tronaron los dedos en la cara o de plano recurrieron al insulto. Logré morderme la lengua la mayoría de las veces, pero no faltó la ocasión en la que se me salió un "patético reporterete" que me fue restregado puntualmente en un par de editoriales.
Es muy difícil mantener la cabeza fría cuando un imbécil te insulta.
Además de la calaña del Leopoldo Michel Díaz, también estamos viendo cómo muchos medios de comunicación ceden abiertamente al recurso facilón de definir la actitud de un estúpido como la actitud de toda una administración, y eso no sólo es un despropósito, sino un ánimo abierto de malinformar.