Este es un muy mal momento para ser gringo. Nadie en el mundo los envidia en estos momentos. Los estadounidenses están en una situación s...
Este es un muy mal momento para ser gringo. Nadie en el mundo los envidia en estos momentos.
Los estadounidenses están en una situación sumamente complicada después del atentado en contra de Donald Trump. El electorado estadounidense se está dando cuenta de los resultados de la polarización.
El Partido Republicano -Trump específicamente- también está en una situación sumamente delicada, porque puede optar por dos caminos: moderar el discurso o lanzarse al vacío de la radicalización.
La cosa se está poniendo grave y la polarización está empezando a cobrar víctimas. Hay que recordar que ya hubo en anteriores ocasiones cuatro muertos en los mítines o en los rallys de Donald Trump, y ahora se suma uno más. Ahora ya son cinco los muertos y puede que crezca más este asunto.
Los muertos los ha puesto la polarización, y ante esto ¿cabe que Donald Trump modere su discurso?. El día de hoy tiene otro rally que por supuesto no suspendió. Y por supuesto que también cabe que se vuelva aún más radical, porque de alguna manera ya dio a entender que va por ahí ese camino, debido a que ya invocó a Dios para decir que "Él lo había protegido de la bala que lo iba a matar".
Si esa bala cobró una víctima, es la campaña de Joe Biden. Ya no es solamente su debilidad senil la que está operando en su contra, sino que además hay que agregar que normalmente los atentados de este tipo posicionan y hacen ganar a los candidatos que los sobreviven.
No nos vayamos tan lejos. ¿Qué le pasó a Jair Bolsonaro cuando lo apuñalaron en plena campaña? Prácticamente le dieron el gane.
Si no hay cambios y el candidato demócrata sigue siendo Joe Biden, pues ya casi casi podríamos garantizar que le habría otorgado una patente de corso a Donald Trump.
Que Donald Trum haya sobrevivido a un atentado obviamente hace que el electorado deje de pensar en el tema de la senilidad de Joe Biden y empiece a considerar que quizá valga la pena darle una segunda oportunidad "a quien Dios le dio una segunda oportunidad". Esa es la lógica con la que ya está operando Donald Trump, y aunque a usted le parezca de locura, sin duda alguna la enorme mayoría de los estadounidenses piensa así.
En materia de mercadotecnia política pura y dura cabría considerar una segunda opción en el caso eventual de que Donald Trump radicalice su discurso a raíz de este atentado. Podría causar un efecto contrario en la campaña republicana, porque esto podría asustar a un electorado que está viendo el retorno de la violencia política que comenzó en 1968 con el asesinato de Bobby Kennedy, y que culminó, entre comillas, con el intento de asesinato de Ronald Reagan a principios de los ochentas, cuando recién empezaba su presidencia.
Ese fue un periplo que todo el mundo quiere olvidar.
Al Partido Demócrata sólo le queda ese recurso para asustar a los estadounidenses pensantes, pero depende de que Donald Trump radicalice su discurso.
Si el republicano atempera su discurso Donald Trump, el Partido Demócrata no tendría ya prácticamente a dónde hacerse.
Las balas que disparó el republicano veinteañero Tom Crooks están a punto de matar la iniciativa demócrata de retener la presidencia de los Estados Unidos.
Y mientras tanto, ¿qué hay de México?.
Lo ocurrido en Pensilvania esperemos sea una de esas lecciones que se aprenden en cabeza ajena. Nuestros gobernantes tienen en ese suceso una probadita de los resultados de una polarización social extrema. Tenemos que recordar que en las pasadas elecciones mexicanas hubo una treintena de candidatos asesinados producto no sólo de la polarización, sino también de la dejadez de un gobierno que ha dejado penetrar al crimen organizado en todas las estructuras sociales y políticas.
También es un llamado de atención para quienes se van a dedicar al tema de las relaciones exteriores mexicanas, porque un Donald Trump radicalizado no le conviene a México por ningún lado.
Si Trump radicaliza su discurso y con ese llega a la presidencia, entonces usted puede estar seguro de a pesar de que el autor del atentado no era ni mexicano ni afroamericano, será el pretexto perfecto para que Trump sea aún más agresivo en el tema de los migrantes. Y entonces ahí sí México va a ver la de Dios es padre.
El tema económico, vía el T-MEC, también podría sufrir por la exacerbación de los ánimos de Donald Trump.
Las balas del fin de semana no sólo amenazan la prevalencia de un partido político poderoso como es el demócrata, también ponen en vilo al planeta. Al final del día, y aunque no nos guste decirlo, Estados Unidos es la economía más potente del planeta, ligeramente or delante de China. Si la economía más potente del mundo empieza a sufrir por estos temas -no sé si ya usted se asomó a ver cómo amaneció el peso el día de hoy-, pues entonces imagínese lo que podría suceder si a la presidencia de los Estados Unidos llega un lunático ávido de venganza y con un discurso radical, golpeador y demoledor.
Dios guarde la hora.