Se acabaron las designaciones técnicas y comienzan las políticas. Claudia Sheinbaum dio a conocer a otro otra tanda de quienes la acompañ...
Se acabaron las designaciones técnicas y comienzan las políticas.
Claudia Sheinbaum dio a conocer a otro otra tanda de quienes la acompañarán durante su administración.
Y nos deja una sensación agridulce.
Rosa Isela Rodríguez, eficaz operadora política, se va a una Secretaría de Gobernación que necesita redefinir su marco de actuación. SEGOB era una estupenda parte en la interlocución cuando el Gobierno no tenía las mayorías en el Congreso y en el Senado, pero hoy que estas áreas están copadas por Morena, entonces ahí no va a tener que haber necesidad de interlocución con algunas partes. El tema será con los gobernadores, particularmente los morenistas. Aunque son de la misma camada, en realidad el entendimiento entre elos de la 4T es de chile, mole y pozole. Rosa Isela Rodríguez deberá tener una mano izquierda que no tiemble para poder negociar con toda esa runfla de lunáticos enquistados en las gubernaturas.
Omar García Harfuch a nadie sorprendió. Este muy cercano personaje deberá lidiar con una seguridad pública cada vez más dependiente de la Sedena, y tan lo sabe que en su primer intervención destacó que va a prioriar el trabajo para mejorar a las policías locales, un tema que le duele mucho a México.
Ariadna Montiel, al igual que Ramírez de la O, también repite en la Secretaría de Desarrollo Social y Bienestar. En lo particular ha tenido siempre un perfil muy bajo, pero hay que recordar que si no fuera por los programas sociales Morena no estaría donde está ahorita, así que es una muy eficaz operadora de programas sociales.
Mario Delgado es un asunto muy aparte.
Queda claro que obtiene un jugoso premio por su muy eficaz labor como presidente de Morena.
Lo que indigna es que la Secretaría de Educación Pública se haya convertido en un premio político.
Se equivocan de forma ridícula quienes ven en este nombramiento la "destrucción" del sistema educativo. Nada tiene que ver con la discusión anquilosada sobre los contenidos de los libros de texto, y mucho menos con la implementación de la Nueva Escuela Mexicana, que está caminando solita y no necesita de Mario Delgado para mantener su ritmo de integración en las escuelas.
El tema no es educativo, sino político y administrativo.
La Secretaría de Educación Pública se ha convertido en un refugio para el ala dura de la 4T. Una cueva en donde se le ha puesto nómina al marxismo, al leninismo y a la ultraizquierda mexicana más trasnochada. Un botín pues.
Por eso hace sentido la creación de la Secretaría de Ciencia, Humanidad, Tecnología e Innovación, porque la colonización de la SEP hace imposible que ésta lidere ese tema. En la tragicomedia surrealista en la que se ha convertido la política mexicana, ahora resulta que es necesario crear instituciones que se contrapongan a otras instituciones para equilibrar el desarrollo con los compromisos políticos.
Por lo pronto estos nombramientos son agridulces. No despejan muchas incógnitas y dejan ya muy pocos espacios en el gabinete. Prácticamente sólo quedan la Secretaría de Marina y la Secretaría de la Defensa Nacional.
Una vez definidos estos últimos puestos, sólo restará ver si la naciente administración de verdad se pone a trabajar, o si sólo será una extensión de la actual administración que no tiene para cuándo acabar.