Yo vivo en una burbuja. Usted vive en una burbuja. Los políticos viven en su burbuja. Los banqueros viven en una burbuja. Y en función j...
Yo vivo en una burbuja.
Usted vive en una burbuja.
Los políticos viven en su burbuja.
Los banqueros viven en una burbuja.
Y en función justamente de cómo funciona nuestra burbuja particular, consideramos o creemos que la demás gente reacciona de la misma manera o debiera de hacer lo mismo que nosotros hacemos.
Estas burbujas sociales en psicología se denominan como sesgo cognitivo, es decir, tendemos a creer que ciertas cosas se resuelven o debieran de resolverse o devienen de tener ciertos elementos prácticamente inamovibles de acuerdo a como nosotros los vemos, de acuerdo a como nos educaron, de acuerdo como hemos crecido, de acuerdo a cómo hemos evolucionado y de acuerdo al grupo de personas con el que nos rodeamos, nuestra familia, nuestros amigos, nuestra gente con la que estudiamos, nuestros amigos del trabajo y etcétera. Esa burbujita es la que de alguna manera define la forma en la que nosotros creemos que suceden las cosas.
Esto sale a colación precisamente con todo este asunto del resultado electoral. Ha sido sorprendente la forma en la que muchas personas han reaccionado, tanto de quienes vieron ganar a su partido político, en este caso Morena, como también a quienes vieron perder a su partido político, en este caso todo el grupito de la oposición.
Esto muestra que el sesgo cognitivo peculiar del mexicano tiene que ver mucho que ver con el intento de explicarse las cosas complejas de una manera fácil y rápida. La gente que vio perder a su partido político de inmediato gritan 'fraude' porque es la forma en la que rápidamente procesan la información de una de algo tan complejo como las elecciones. Y por el otro lado, la gente que le va a Morena o que le gusta la 4ª transformación dicen 'consenso'.
Todo esto nos deja ver muy claramente la enorme y variopinta forma de pensar con respecto ya no solamente a las elecciones, sino también a la propia vida, a los procesos sociales, económicos, educativos o de diversa índole de la inmensa mayoría de los mexicanos.
En los próximos días vamos a estar viendo cómo estos sesgos cognitivos de la sociedad van a estar yendo y viniendo sobre estos temas del de los resultados electorales. Pero insisto, hay que considerar en todos nuestros juicios la posibilidad de que estemos profundamente equivocados.
Yo mismo considero que mis opiniones o mis comentarios son atacable y cuestionables. Yo soy el que se pone en el ruedo y usted desde gayola me pone una chinga, coincide, lo decepciono o me da toda la razón. Todo eso depende de cómo haya sido usted educado, de cómo le haya ido usted en la vida, de cómo usted le echa la culpa de su circunstancia y la situación en la que está viviendo a circunstancias externas o a su propia responsabilidad.
Así somos.
El resultado electoral nos muestra cómo la ingeniería social ha estado trabajando a veces a nuestro favor y a veces en contra nuestra.
Los sesgos cognitivos que nos forman tienen mucho que ver con uno en particular que se llama sesgo del falso consenso, en el que creemos que toda la gente piensa como nosotros creemos o que hay coincidencia en masa, lo cual es impulsado por otro fenómeno llamado consentimiento manufacturado, en el que hay una inducción mediática, publicitaria y propagandística impulsada de una manera muy fuerte por las redes sociales, cuyos algoritmos que favorecen lo que nos gusta y refuerza las paredes de nuestra burbuja.
Si el algoritmo de nuestra red social favorita aprende que nos gusta la pizza, nos va a mostrar recetas y restaurantes italianos, nos va a enseñar bromas con pizza, nos va a hacer ver monumentos con pizza, o la pizza más grande del mundo, y nos hará creer que a el planeta entero le gusta la pizza. Y si a esa burbuja le añadimos las tías con WhatsApp, el grupo de amigos, la familia y nuestros muy cercanos etcéteras, entonces nuestro falso consenso del amor a la pizza será reforzado diariamente.
No es sencillo ilustrar la enorme división en la opinión pública, en la tremenda diferencia de las formas de abordar los sucesos sociales, porque implica entender y conceder que el mismo problema con los mismos factores puede ser resuelto de una manera distinta por quien parece coincidir con nuestras ideas.
Por lo pronto, sigo recibiendo el hate en redes sociales de una manera apabullante.
Y lo agradezco.