Así es como se está comportando el presidente López Obrador con este asunto que se ha vuelto controvertido, porque juega con la hipocresía n...
Así es como se está comportando el presidente López Obrador con este asunto que se ha vuelto controvertido, porque juega con la hipocresía natural del mexicano. Así somos los mexicanos. El presidente representa muy bien lo que somos los mexicanos.
Dice el presidente, y en eso creo que tiene razón, que se justifica dar a conocer información personal y privada cuando se trata de un acto de corrupción. Y en sentido estricto tiene razón, porque si la corrupción le pega a los bienes públicos, entonces sí, los mexicanos debemos de saber de ese tema, y el haber ventilado datos personales de María Amparo Casar, la presidenta de Mexicanos contra la Corrupción -Qué ironía-, pues evidentemente arroja luz sobre cómo se mueve la corrupción dentro del gobierno. Está bien. A mí me parece que en esa parte el presidente no cometió un error, porque todos los mexicanos odiamos la corrupción... cuando la comete el vecino.
En una estricta lógica, si aplicamos lo que está diciendo el presidente López Obrador, entonces si usted obtuvo algún beneficio de alguna autoridad por que conoce el diputado fulano, o a la regidora perengana, o a la gobernadora o al gobernador en turno y por ahí hizo o no algún trámite, en estricto sentido se debería de ventilar públicamente lo que usted ganó a través de ese acto de corrupción, así haya sido una licencia de construcción, o por que por ahí se hizo alguien de la vista gorda, o simple y sencillamente porque un tránsito pues le perdonó un ticket o una infracción porque usted le untó la manita con 200 o 300 pesitos. Eso también se debería de ventilar de acuerdo a esta misma lógica que está aplicando López Obrador. Y si usted me lo pregunta a mí, estoy de acuerdo en esa parte.
Pero ahí es entonces donde entra el tema de la hipocresía increíble que tiene López Obrador, porque si a esas nos vamos, y si el presidente fuera congruente con lo que dice, pues entonces también no se debería de estar enojado cuando se han ventilado corruptelas por parte de su propia gente, de sus propios adláteres, de sus propios de colaboradores o incluso de su propia familia.
¿Nos vamos a a olvidar de las corruptelas brutales en las que ha incurrido su familia?. ¿La prima Felipa?, ¿el hermano y los sobres amarillos?, ¿o el tráfico de influencias increíble que se han aventado sus propios hijos, maestros y amos de la corrupción, dignos herederos de la tradición iniciada con Vicente Fox y los hijos de Martha Sahagún?. ¿Ya se nos está olvidando?. Allí sí el presidente no dice 'esta boca es mía', porque se ha ventilado esa corrupción en la que han incurrido sus hijos. "¡No... Con los pequeños no!" ha ladrado el presidente cuando a sus familiares los han tocado. Y ha ladrado mucho.
Pero ahora sí, como se trata de una opositora o de alguien que representa a una institución que ha ventilado precisamente la corrupción de su gobierno, ahí sí los chicharrones del presidente son los únicos que truenan.
Creo que este tipo de ejercicios de reflexión ayudan a y contribuyen justamente al debate público. Y sirve como elemento para que, ahorita que se le acerque su solovino de confianza, pues le diga ¿a ver que onda con ese asunto y las tarugadas que hacen la familia y los amigos y los adláteres y los cuñados y el montón de mequetrefes que rodean al presidente?
¿O acaso sólo por ser presidente tiene el derecho único de abrir el hocico?
Es pregunta.