Ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador recibió duras críticas por referirse a la diputada trans Salma Luévano como 'un hombre ve...
Ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador recibió duras críticas por referirse a la diputada trans Salma Luévano como 'un hombre vestido de mujer'. Este comentario expuso de manera evidente la perspectiva del presidente respecto a las personas transgénero, y adquirió relevancia en la comentocracia mexicana debido a que Luévano previamente había denunciado a su colega Gabriel Quadri por expresiones similares, acusándolo de referirse a ella como 'un señor vestido de mujer'. Es decir, Luévano confrontó y doblegó a Quadri por una falta menor en comparación con las palabras del presidente.
La situación tomó un giro inesperado, ya que Luévano, a pesar de su postura previa, se vio justificando al presidente en esta ocasión, explicando incluso las razones detrás del uso del término 'señor'.
Como sea, la sorpresa llegó esta mañana cuando el presidente López Obrador, no acostumbrado a pedir disculpas, lo hizo. Este acto demanda revisar dos perspectivas.
En primer lugar, el presidente se expuso a una posible denuncia por violencia de género, y es probable que su equipo le aconsejara tomar esta medida para evitar complicaciones legales. Es poco probable que Luévano hubiera presentado una denuncia de este tipo, ya que muestra un gran respeto hacia el presidente. Sin embargo, la oposición, que incluye también representantes de la comunidad LGBT, podría haber utilizado esta situación con fines electorales.
En segunda instancia, surge la duda sobre si el fin justifica los medios. La actitud de Luévano al tratar de justificar al presidente por lo mismo por lo que denunció a Quadri plantea interrogantes sobre la coherencia en sus acciones. Este aspecto resulta sorprendente y genera preguntas sobre el alcance de la sinceridad de la disculpa del presidente.
Es destacable que el presidente, no siendo propenso a ofrecer disculpas, resolviese rápidamente la situación, evitando mayores complicaciones. La situación, sin embargo, deja una exhibición pública que no se puede pasar por alto, como señaló Joaquín López-Dóriga, al destacar la faceta "machín" del presidente.
No obstante, parte de la vida implica tolerar a los intolerantes, y es justo reconocer que el presidente tuvo un momento de rara lucidez e inusitada altura al reconocer su error y ofrecer disculpas.