La idea de que Claudia Sheinbaum tiene un camino abierto y seguro hacia la Presidencia de la República es un error. También es un error pens...
La idea de que Claudia Sheinbaum tiene un camino abierto y seguro hacia la Presidencia de la República es un error. También es un error pensar que la aspirante de Morena está destinada a ser la próxima presidenta. Debemos evitar confusiones. Es cierto que en este espacio hemos mencionado en repetidas ocasiones que, según las encuestas actuales, Claudia Sheinbaum parece estar en la delantera. Sin embargo, es importante tener en cuenta un hecho crucial: el hecho de que actualmente tenga una 'ventaja' significativa en las encuestas no garantiza su victoria en absoluto.
Esta historia ya la hemos visto en México antes. Aquellos que han vivido muchos años recordarán la campaña de Francisco Labastida Ochoa. En ese momento, las encuestas le daban una ventaja de más de 20 puntos sobre su competidor más cercano, Vicente Fox Quesada. Todos los medios de comunicación, sin excepción, proclamaban a Labastida como el ganador seguro. Sin embargo, la realidad fue muy diferente.
Incluso durante la campaña, algunas encuestas mostraron una disminución en el apoyo a Labastida, lo que luego se atribuyó a una estrategia para evitar la complacencia entre los seguidores del PRI.
¿Por qué menciono la campaña de Labastida? Porque hay dos factores importantes que debemos considerar y que Morena ya ha identificado.
En primer lugar, en el caso de Labastida, la diferencia en las encuestas no era tan amplia como se hacía parecer, y esto preocupó al PRI en ese momento. Actualmente, estamos viendo un paralelismo similar con Claudia Sheinbaum.
En segundo lugar, Labastida Ochoa era un candidato que carecía de carisma, a diferencia de Vicente Fox Quesada, que tenía un gran atractivo. Esto jugó en contra de Labastida durante toda la campaña. De manera similar, Claudia Sheinbaum puede ser una mujer inteligente y preparada, pero carece de carisma. Esto no significa que no sea capaz de gobernar, ya ha demostrado sus habilidades de liderazgo, pero es un factor a considerar. Por otro lado, Xóchitl Gálvez es una candidata carismática con una narrativa coherente detrás de ella, lo que la hace más atractiva para muchos votantes.
Morena ha identificado estos paralelismos y está actuando en consecuencia, buscando encuestas favorables y tratando de crear una percepción de victoria, similar a lo que hizo el PRI en el pasado. Sin embargo, la historia nos enseña que el apoyo del aparato gubernamental no garantiza el éxito de una campaña.
Es importante recordar que estas observaciones se basan en la historia política reciente de México. Morena y otros partidos aún tienen tiempo para adaptar sus estrategias antes de las elecciones. La moneda está en el aire, y solo podremos evaluar la situación con certeza cuando comiencen las precampañas en noviembre. No debemos confiar ciegamente en las encuestas ni en lo que dicen los medios de comunicación, y debemos evitar caer en la idea de que Xóchitl Gálvez está derrotada, ya que aún hay mucho por definir en esta carrera política. Claudia Sheinbaum, por su parte, podría aprender y, en una de esas, volverse una verdadera candidata.
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