Pues ya prácticamente estamos a unas horas de que Claudia Sheinbaum sea ungida como la coordinadora de la Defensa del voto morenista. Porque...
Pues ya prácticamente estamos a unas horas de que Claudia Sheinbaum sea ungida como la coordinadora de la Defensa del voto morenista. Porque, seamos sinceros, Marcelo Ebrard nunca tuvo oportunidad. Jamás tuvo oportunidad. No tuvo chance -quién sabe que se le metió en la cabeza-. Pero el asunto radica en que a estas alturas a nadie le importa qué pase con Claudia Sheinbaum, porque ya sabemos el resultado final.
Ahora todos los reflectores están con Marcelo Ebrard. Pero no porque vaya a ganar, sino por saber qué va a hacer. Ahí está el asunto. Y en mercadotecnia política eso es veneno. Porque la realidad es que nadie le está dando la importancia a Claudia por ser la que va a ser la abanderada de Morena al 2024, sino por saber de qué manera va a reaccionar Marcelo Ebrard.
Hay muchos que dicen que Marcelo Ebrard va a boicotear absolutamente todo, va a renunciar al partido y que hasta incluso probablemente se vaya a Movimiento Ciudadano. Eso por un lado. Por el otro lado hay quienes dicen -y yo creo que es lo más posible en este sentido- que Marcelo Ebrard se va a terminar quedando en Morena y que a partir de ahí va a construir un proyecto político para el 2030, porque esta ya definitivamente ya se le fue.
Cualquiera de esos escenarios es más jugoso, mediáticamente, que saber si Claudia Sheinbaum va a seguir flotando en el éter por lo menos de aquí a noviembre, que es cuando empezarían las precampañas y eso se antoja aburrido, aburrido hasta la pared de enfrente. Así que sí, la verdad es que mediáticamente es más interesante saber cuál va a ser el destino de Marcelo Ebrard ¿y por qué mediáticamente y mercadológicamente es veneno?.
Porque obviamente Claudia Sheinbaum se va a enfrentar a Xóchitl Gálvez, que mercadológicamente se vende mucho mejor. Es un producto mercadológico más fácil de vender. Es prácticamente un dulce para cualquier mercadólogo, y en ese sentido Xóchitl Gálvez tiene más margen de maniobra que Claudia Sheinbaum. Porque si hemos visto algo en Claudia y es que tiene una disciplina espartana, no se le brincó en ningún momento al presidente, no dijo nada que no estuviera en el guión del presidente, no se atrevió siquiera a voltear hacia donde dijo el presidente que nadie volteara, no hizo lo que Marcelo Ebrard, ha sido una disciplina férrea y, en consecuencia, mercadológicamente, aburrida. Y en una sociedad como la nuestra, que necesita de estímulos cada cinco segundos, pues también es mortal, porque entonces podremos estar viendo que por lo menos de aquí a noviembre la cosa, por lo menos del lado de Morena, se va a poner de soporífera, como está en este momento, a mortalmente aburrida, mientras que del lado de Xóchitl Gálvez, pues obviamente la parte dicharachera, bullanguera y de ocurrencias no va a faltar en ningún momento.
Y de hecho ahora es el momento de las entrevistas y que obviamente tanto Xóchitl como Claudia van a andar como pirinolas para arriba o para abajo, y las diferencias evidentes y claras entre ambas se van a ahondar todavía más. Y los mercadólogos lo saben, por lo menos de los del lado de Xóchitl Gálvez, saben perfectamente que eso es algo que hay que hacer muy claro: la enorme diferencia que existe entre Claudia y Xóchitl. Y por supuesto que eso es algo que los mercadólogos de Morena también lo tienen muy complicado: hacer que esas diferencias mantengan la narrativa en la que ha estado insistiendo el presidente López Obrador y que le lanza específicamente a sus huestes, a los morenistas.
Los de Xóchitl Gálvez lo tienen “fácil”, entre comillas, porque de aquí a noviembre también hay margen para cometer muchos errores, y eso es algo que la campaña, o la pre pre pre precampaña de Xóchitl no se puede permitir.
Y también de aquí a noviembre también existen muchas posibilidades de problemas del lado de Claudia Sheinbaum, aunque ahí lo tienen más “fácil”, porque ya nos quedó bastante claro que Claudia Sheinbaum no se sale del guión, pero eso provoca bostezos al por mayor. Por lo menos es el escenario que se pinta ahora. Pero sí, lo cierto es que, insisto, a estas alturas a nadie le importa lo que haga Claudia.
Todos los ojos están puestos y metidos en lo que va a hacer Marcelo Ebrard, y mercadológicamente, créanme, es la muerte. Si yo estuviera en el equipo de mercadólogos de Claudia Sheinbaum sí estaría muy preocupado, porque con una candidata o precandidata que no levanta, que no emociona, que no encanta, que provoca el bostezo cada vez que habla, o simple y sencillamente que cada vez tiene menos cobertura mediática, precisamente como consecuencia de lo que ya sabíamos todos, pues sí, está bien complicado. La verdad es que es un momento que no podemos dejar de ver, sobre todo porque nos va a pintar a los mexicanos como lo que siempre somos: unos adictos a las emociones constantes.
Y los mercadólogos lo saben.