Había que esperar a dar una opinión con respecto a las elecciones del pasado domingo, a que los partidos políticos, específicamente los de l...
Había que esperar a dar una opinión con respecto a las elecciones del pasado domingo, a que los partidos políticos, específicamente los de la oposición, dieran su opinión, entre comillas, sobre el asunto, y la realidad es que, hay que decirlo, no decepcionaron, porque desde meses atrás se veía algo inevitable: que le fueran a echar toda, toda, toda la culpa al clima, a Morena, a las moscas, a la desidia, a la indolencia, a lo sea, al chupacabras, a todo el mundo, por la derrota vergonzosa en el Estado de México. Menos a ellos. Había que esperar a que los partidos políticos de oposición hicieran fiesta excesiva con respecto al por qué ganaron, entre comillas, en Coahuila y obviamente también ellos se adjudicaron, toda la dirigencia, se adjudicó solita la victoria. ¿Con esa clase de oposición es con la que los mexicanos cuentan para hacerle frente a Morena?. ¿Ese es el tipo de personas que queremos que sustituyan la basura que nos gobierna en este momento? Está cañón.
La verdad es que sinceramente creo yo que no tenemos los mexicanos, pero ni siquiera para dónde irnos, porque el hecho de que le hayan echado la culpa al electorado del Estado de México de su derrota, los muestra claramente en toda su dimensión. No están dispuestos a reconocer que optaron por la peor candidata, no están dispuestos a reconocer que se tiraron a la hamaca, no están dispuestos a reconocer que no se pusieron de acuerdo.
No están dispuestos a reconocer que pudieron haberle dado la vuelta si hubieran estado trabajando en enclaves clave para poder darle la vuelta o por lo menos hacer un papel decoroso. La realidad es que ya ahora, si los números duros, puros de la elección muestran que si la Alianza hubiera trabajado fuerte y de verdad en el Estado de México, en una de esas, si no le daban la vuelta, por lo menos podrían haber hecho impugnable la elección.
Eso es por un lado, y por supuesto también Coahuila nos hace, nos da una muestra de cuando un partido político se pelea con todo el mundo. En este caso estamos hablando de Morena Guadiana, un candidato impresentable fue el que abanderó a esta o vamos a decir, a esta fórmula? y pues obviamente los resultados están más que a la vista.
A estas alturas, de verdad, de verdad, más allá de quién haya tenido la culpa, de quién haya sido el problema, quién haya sido el verdadero malvado en este cuento insisto en tratar de hacer ver el tema en la oposición que está intentando sustituir a Morena. No solamente me pregunto si de verdad queremos a esa basura sustituyendo a la actual basura, sino que además me estoy preguntando por supuesto que es una pregunta que también mucha gente se ha hecho en este momento. ¿En qué momento permitimos los mexicanos que semejante basura de partidos políticos estén en donde estén y que además sean la única vía democrática para poder acceder al poder y de verdad cambiar el país?. Da miedo, la verdad y sinceramente, a estas alturas yo sí me puedo atrever a decirle algo.
Si bien he dicho en este espacio que Morena no se merece el refrendo en las urnas, los que menos se merecen sustituirla es justamente. Ni el pan ni el PRI, ni el PRD, ni mucho menos los partidos morralla. La verdad es que mexicanos estamos metidos en un atorón realmente tremendo, porque no es solamente ver una clase política abyecta que solamente se está abocando única y específicamente a mantener sus parcelitas y sus albercas y sus privilegios, sino que además también están haciendo a un lado tranquilamente a los verdaderos actores del proceso democrático.
Nosotros, la banda, la raza, que dieron un ejemplo de cómo conducirse durante las elecciones tanto en el Estado de México como también en Coahuila. Creo yo a estas alturas que el pronóstico sigue siendo exactamente el mismo, y más ahora, por ejemplo, que Marcelo Ebrard acaba de dar un paso adelante de manera muy inteligente, poniendo su renuncia para este próximo 12 de junio.
Pero lo único que cabe en este momento es no solamente esperar a que, ya sea Marcelo o esta Claudia Sheinbaum se conduzcan con mejor pie que la actual administración, sino que además pongan en la mesa un cambio drástico y verdadero en el sistema electoral mexicano, no como lo estaba previendo justamente el presidente López Obrador, porque definitivamente ese reyezuelo híjole, la verdad es que no, no, no, no tiene ni siquiera cómo salvarse su propuesta, pero en todo caso, pudiera ser que tanto Marcelo o Claudia pudieran tener una visión más democrática en este sentido, independientemente de las tribus morenistas.
Pero la verdad es que ahorita, por lo pronto, los mexicanos estamos siendo rehenes así, tal cual rehenes de una clase política abyecta, una auténtica basura.