Néstor Marín es Corresponsal en jefe de la agencia Prensa Latina en el Reino Unido. Tres años después de que el 52 por ciento de los...
Néstor Marín es Corresponsal en jefe de la agencia Prensa Latina en el Reino Unido.
El impasse lo provocó la negativa de la Cámara de los Comunes a respaldar el tratado de retirada negociado por la primera ministra conservadora, Theresa May, con sus pares europeos, y que debió entrar en vigor el 29 de marzo pasado.
Tres veces intentó May conseguir el apoyo parlamentario necesario para concretar el controvertido divorcio, y tres veces se lo negaron, por lo que Bruselas accedió, aunque a regañadientes, a postergar la salida para el 31 de octubre próximo.
Las derrotas, sin embargo, no amilanaron a la perseverante jefa del Gobierno británico, quien acaba de anunciar que en junio próximo regresará al Palacio de Westminster con su proyecto de ley para el Brexit, como se le conoce popularmente al proceso de salida.
En su afán por conseguir algo que considera imperativo, May no solo se enemistó con una gran parte de sus correligionarios cuando invitó a negociar a su némesis política, el laborista Jeremy Corbyn, sino que también hipotecó su carrera con la promesa de renunciar al cargo, una vez que los diputados aprueben su propuesta.
Hasta ahora nada garantiza, sin embargo, que en junio tengamos humo blanco en el Parlamento, pues en el Gobierno no ofreció detalles sobre si el proyecto de ley será el mismo ya rechazado, o si incluirá los cambios exigidos por la oposición en las conversaciones bipartidistas.
Los laboristas demandan, por ejemplo, que el Reino Unido se mantenga en una unión aduanera con el bloque europeo, y que se garanticen los derechos laborales y ambientales ya conquistados dentro de la UE.
Tampoco se mencionó si habrá un segundo referendo confirmatorio sobre cualquier acuerdo relacionado con el Brexit, tal y como exigen amplios sectores dentro del laborismo, pero que Corbyn solo ve como una opción para evitar una salida sin acuerdo.
ELECCIONES Y DESCONTENTO
El descontento del electorado británico con el empantanamiento del Brexit se hizo evidente en las elecciones locales celebradas en Inglaterra a principios de mayo, y donde tanto el Partido Conservador como el Laborista emergieron como perdedores.
Los Tories, por ejemplo, sufrieron la peor derrota en unos comicios de ese tipo desde 1995, al perder más de mil 300 puestos de concejales, mientras que los laboristas deberán desocupar 82 asientos.
El voto de castigo fue capitalizado por el Partido Liberal Demócrata, los Verdes y los candidatos independientes, y según analistas, resultó una clarinada de qué sucederá en las elecciones para el Parlamento Europeo previstas para la semana próxima.
Calificadas como los comicios en que nadie aquí pensaba participar, pues para esta fecha se suponía que el Reino Unido estaría fuera de la UE, ese ejercicio electoral será el termómetro perfecto para medir la temperatura política del país.
Al ascenso de los liberales demócratas, que abogan por permanecer dentro de la alianza con Bruselas, ahora hay que sumar al Partido Brexit, fundado recientemente por el ultraconservador y euroescéptico Nigel Farage.
Según analistas, la organización de Farage, que presiona por sacar al Reino Unido de la UE con o sin acuerdo, podría obtener en esas elecciones el apoyo de los conservadores que culpan a May de la crisis.
La percepción está sustentada en una encuesta reciente que ubicó al Partido Brexit por delante de Tories y laboristas, por igual, en las intenciones del voto para la Eurocámara.
LA REVOLUCIÃ'N SILENCIOSA
La posibilidad de una salida sin acuerdo es motivo de preocupación a ambos lados del Canal de la Mancha, debido a las enormes implicaciones económicas, financieras y sociales que tendría el desmontaje de una relación común de más de cinco décadas.
De acuerdo con el ex primer ministro laborista Tony Blair (1997-2017), por ejemplo, un 'brexit duro' como el que proponen Farage y el excanciller conservador Boris Johnson desataría una 'revolución silenciosa' que barrería en las urnas a los dos principales partidos del país.
Para evitarlo, Blair aconsejó a los descontentos votar por las organizaciones que prefieren quedarse dentro de la UE. Nigel Farage y sus acólitos no son los que drenarán el pantano, porque ellos fueron los que lo crearon, sentenció.