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La competencia entre potencias que buscaban recursos naturales y mercados, aunada a los conflictos internos en México, dio lugar a las intervenciones extranjeras del siglo XIX en México, explicó el historiador Alfredo Ávila.
El tema de los agravios históricos a México fue revivido este domingo por el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien durante el aniversario del triunfo de las fuerzas mexicanas contra tropas francesas del 5 de mayo de 1862 recordó las principales intervenciones extranjeras en el país.
El mandatario volvió a evocar a España, país al que ha pedido disculpas por la conquista concretada en 1521; pero en esta ocasión se refirió al periodo colonial (1521-1821).
“Durante 300 años fuimos dominados por España. México fue un país subordinado a la Corona española. Miren la prepotencia, el desprecio que nos tenían los colonizadores: Nunca en tres siglos nos visitó un rey de España”, expuso.
También se refirió a la intervención francesa de 1862, que permitió establecer el Segundo Imperio Mexicano (1863-1867) encabezado por Maximiliano de Habsburgo, y a la invasión estadounidense de 1846, que derivó en la pérdida de más de la mitad del territorio de México en 1848.
Sobre la intervención francesa, el doctor Ávila investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dijo que en ese hecho se enmarca en “la competencia imperial de mediados del siglo XIX entre distintas potencias europeas”.
“Se trata de potencias que ya están en un grado más o menos avanzado de industrialización y que requieren proveedores de recursos naturales para su industria, y también requieren de mercados”, refirió.
Sostuvo que en esa competencia, el Reino Unido llevaba la delantera “y Francia no se quiere quedar atrás, y lo que hace es que en algunas ocasiones se lanza directamente a conquistar, pero lo que prefiere es tener gobiernos aliados”.
“Y una de esas opciones es precisamente México”, abundó.
Al mismo tiempo, señaló, Estados Unidos estaba empezando su guerra civil (1861-1865), “y entonces es un buen momento para los franceses de meterse en el patio trasero” de esa nación.
En cuanto a los factores internos, destacó la derrota de los conservadores ante los liberales en la Guerra de los Tres Años (1858-1861), que dejó al bando perdedor “sin posibilidad de impulsar por sí solo su proyecto político” y que empezó a cabildear en Europa en favor de una intervención que impusiera un régimen monárquico en México.
Por su parte, el gobierno liberal de Benito Juárez quedó en bancarrota, lo que condujo al presidente a declarar una moratoria de pagos de la deuda externa. Esto motivó que Reino Unido, España y Francia formaran una alianza y emprendieran una expedición militar a México para exigir el pago del adeudo.
Ávila, especialista en historia moderna y contemporánea, coincidió con López Obrador en que para Francia la moratoria fue fundamentalmente un pretexto para unirse a la aventura pero con intenciones intervencionistas.
El gobierno de Juárez negoció exitosamente con Reino Unido y España, que retiraron sus tropas desembarcadas en Veracruz en 1862, pero las francesas avanzaron hacia el centro del país.
Pese a la victoria mexicana del 5 de mayo en la Batalla de Puebla, los franceses lograron llegar a la capital en 1863 y establecieron el Segundo Imperio.
No obstante, para el historiador, la derrota en Puebla hizo ver al emperador francés Napoleón III “que la expedición a México no era un paseo”, por lo que se vio obligado a enviar lo mejor de su ejército a completar la tarea.
“Cayó Puebla y después la Ciudad de México y las principales capitales (provinciales), pero nunca ocuparon buena parte del campo, que terminó siendo nido de guerrilleros republicanos que les dieron bastante lata (problemas)”, apuntó el experto.
Mientras, en Europa la situación es cambiante “y surge Prusia, que se vuelve muy poderosa y rápidamente empieza a competir con Francia, que se ve obligada a sacar a sus hombres de México para llevarlos al frente europeo”, manifestó.
“Para 1865 y 1866, las tropas francesas están francamente en retirada. Ya para 1867 Maximilianio termina fusilado y los franceses acaban yéndose”, añadió.
Sobre la invasión estadounidense, Ávila la encuadra en lo que denomina la pugna por América del Norte, en la que participa primero el gobierno colonial español en México, por un lado, y por el otro los recién independizados Estados Unidos.
Tras la independencia mexicana en 1821, esta pugna se entrecruza con problemas internos tanto en México como en Estados Unidos, dijo.
México arrastraba “una larga historia de guerras civiles, de conflictos, de pronunciamientos militares que habían impedido la consolidación de cualquier gobierno más o menos estable”, indicó el historiador.
En el caso estadounidense, expuso, se vive el conflicto entre el norte libre, que promueve la industrialización, y el sur más tradicional que impulsa la producción de algodón, tabaco y otras materias “sobre todo a través de la esclavitud y de la expansión de la esclavitud”.
Es precisamente el sur el que quiere anexarse Texas, territorio independizado de México en 1836 y que acabó integrándose a Estados Unidos en 1846 en un antecedente directo de la invasión estadounidense, explicó.
Al recordar ese episodio este domingo, López Obrador lo calificó de “muy triste porque llegaron los estadounidenses invasores hasta el Zócalo (plaza principal) de Ciudad de México, izaron la bandera de Estados Unidos y con ese zarpazo nos quitaron más de la mitad de nuestro territorio”.
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