Reuters / Dave Graham El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, está listo para golpear a una oposición fracturada en la pr...
Reuters / Dave Graham
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, está listo para golpear a una oposición fracturada en la primera prueba electoral desde que asumió el cargo en diciembre, pese a las dificultades económicas y un recrudecimiento de la violencia.
El partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) de López Obrador avanza hacia una cómoda victoria en comicios para gobernador en el estado fronterizo de Baja California y el central Puebla, los dos puestos más importantes entre docenas que se disputarán el próximo domingo.
Sondeos muestran que la promesa de López Obrador de barrer con la corrupción política, que lo llevó a la victoria en julio pasado, aún resuena entre los votantes más que advertencias de sus adversarios que lo califican como una persona que concentra demasiado el poder y toma de decisiones arbitrarias.
Las encuestas dan ganador a Jaime Bonilla, candidato de Morena en Baja California, con más del doble de apoyo que sus rivales, mientras que Miguel Barbosa, contendiente en Puebla, tiene una ventaja de 16 puntos de diferencia, sin tomar en cuenta a indecisos, según una consulta publicada el lunes.
"La ola del primero de julio pasado todavía esta muy fuerte, la ola Morena", dijo a Reuters Mario Delgado, líder de Morena en la Cámara de Diputados, quien pronosticó una derrota para el Partido Acción Nacional (PAN), de centroderecha, que aún gobierna los dos estados.
"Son gobiernos identificados con lo que la gente pidió cambiar, gobiernos muy asociados con la corrupción", agregó.
López Obrador tiene poco que mostrar en su lucha contra la corrupción, pero hay indicios de que eso podría estar cambiando.
La Secretaría de Hacienda dijo el lunes que bloqueó las cuentas bancarias del exdirector de la petrolera estatal Pemex, Emilio Lozoya, por sospechas de que realizó operaciones financieras ilegales..
Lozoya fue un aliado cercano al expresidente Enrique Peña Nieto.
REVESES
Los seis meses desde que López Obrador asumió el cargo el 1 de diciembre no han sido fáciles.
Algunos funcionarios dicen que su promesa de administrar con un presupuesto austero ha provocado graves fallas en algunos servicios como el hospitalario, una queja que provocó la primera gran renuncia del gobierno de López Obrador la semana pasada.
Mientras tanto, los cambios abruptos del presidente en la política económica de su antecesor Peña Nieto y las dudas sobre el futuro de Pemex, cargada de deudas, han sacudido los mercados financieros.
Durante este tiempo, tampoco ha logrado frenar la violencia y aún no se ha desplegado una nueva fuerza de seguridad nacional, como lo prometió. Hasta el momento, los asesinatos están en camino de superar en este año el récord de 2018 de casi 29,000.
Si bien AMLO, como se conoce a López Obrador, se comprometió con un alza del crecimiento, la economía se contrajo un 0.2% durante el primer trimestre.
Los reveses han quitado algo del brillo a la popularidad de López Obrador, que durante sus primeras semanas se elevó hasta un 80 por ciento, según algunas encuestas.
Un sondeo de seguimiento que realiza diariamente la encuestadora Mitofsky mostró a mediados de abril que la aprobación de López Obrador era de 68% y que para comienzo de esta semana había bajado a 62%.
"La urgencia mas grande es pacificar al país y regresarle la tranquilidad a los mexicanos", dijo Delgado. "En segundo término yo diría acelerar el ejercicio del gasto gubernamental para contrarrestar esta tendencia que se registró en el primer trimestre", agregó.
López Obrador tiene poco que temer a la oposición, a la que ha criticado implacablemente como fuente de corrupción política durante sus conferencias de prensa diarias.
En una ilustración de cómo el combativo mandatario está rehaciendo el mapa político de México, algunas figuras destacadas de partidos a los que ha criticado han salido en apoyo de Morena en las votaciones del domingo.
"La oposición esta diezmada, dividida y sin credibilidad", dijo Fernando Belaunzarán, un crítico mordaz del presidente que forma parte de Partido de la Revolución Democrática (PRD), un partido de centroizquierda que López Obrador dirigió una vez.