Lourdes Ruiz, La reina del albur, sufrió un infarto fulminante la madrugada del sábado en su casa en el barrio de Tepito. La noticia fue co...
Lourdes Ruiz, La reina del albur, sufrió un infarto fulminante la madrugada del sábado en su casa en el barrio de Tepito. La noticia fue como un shock, una cubetada de agua fría.
Se fue aquella señora que vendía ropa desde temprana hora en un tianguis de la colonia Morelos, desde donde daba entrevistas a los medios; la mujer que apareció en una serie de televisión siendo ella misma. La tallerista, la maestra que enseñó lo que ella mejor sabía hacer: el arte mexicano de hablar en doble sentido. La alburera del barrio bravo, la que escribió el libro Cada que te veo, palpito y que defendió lo que algunos piensan que son frases para humillar como un orgullo nacional.
De 47 años, su cuerpo fue velado hasta las 18:00 horas en el Salón 3 de las Funerarias García, en la colonia Juárez, a cuatro kilómetros de su colonia Morelos. Sobre su ataúd le colocaron una playera que decía justo lo que siempre fue y por lo que le recordarán: “Cabrona”. A ella, a Lourdes, le lloraron familiares y amigos.
Cinco mariachis con trajes negros e instrumentos pulcros llegaron a la capilla blanca y de techos altos después del mediodía para entonar algunas melodías: “Hay que darle gusto al gusto, ¡la vida pronto se acaba!”, se oía retumbar en las paredes blancas.
En los coros, sus cercanos se acongojaban más y trataban de contener las lágrimas. Aquellos que no podían más y se vencían, salían al pasillo de la funeraria para llorar con privacidad.
No hubo más de 30 personas en el velorio, entre ellas, dos actores reconocidos, como Daniel Giménez Cacho, quien trabajó con Lourdes Ruiz en una serie de historias sobre la gente del barrio bravo.
Salió del Salón 3 en medio de abrazos con los familiares de Lourdes, entró al elevador y sacó de su bolsillo izquierdo un cigarrillo mientras le preguntaban a dónde iba. Él, alzando el tabaco, contestó: “Voy a fumar un cigarro, el que hubiera fumado con ella”.
Giménez Cacho salió junto con más personas a tomar aire. Sobre la banqueta siguió dando abrazos a quienes conocía y también hablaba de la mujer que despedían. A un lado de él la actriz Norma Angélica, en su luto, se dio unos minutos para hablar de su amiga: “Lourdes es una mujer muy fuerte, poderosa, inteligente, generosa, valiente, luchona, a la cual voy a extrañar y llevaré en mi corazón el resto de la vida.
“Sé que se fue tranquila porque era una persona siempre práctica, incluso se ha de reír de vernos llorar. Ha de decir: ‘Pa’qué lloran’”.
Un personaje peculiar. Para quien no conocía a La reina del albur más allá del personaje popular, Norma Angélica profundizó sobre ella: “Yo quisiera tener la mitad de la fortaleza que tenía Lourdes Ruiz. Ella estaba enferma de cáncer desde niña, se repuso y se hizo mujer, se hizo madre, y ahora, pues, supongo que se cansó.
“Cuando se sufre una enfermedad tan fuerte como esa, tan desgastante… ella decía: ‘Yo no vivo con cáncer, el cáncer vive conmigo’. Así que siempre estaba lista para seguir adelante, supongo que se cansó de eso…”
Mientras llegaban más dolientes al velatorio, con coronas de flores y listones blancos en las manos, a veces había risas para recordar los momentos que la tepiteña les dejó: “Agradezco que se haya ido entera, como ella era, y que me haya dejado tantas enseñanzas… Para el resto de mi vida, existe un lugar para Lourdes Ruiz Baltazar, La reina del albur”, externó la actriz y amiga.
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