Está claro que hasta la fecha los insectos no han logrado ser considerados una delicia. Sin embargo, puede que terminen imponiéndose de ot...
Está claro que hasta la fecha los insectos no han logrado ser considerados una delicia. Sin embargo, puede que terminen imponiéndose de otra forma en la industria alimenticia, como fuente de proteínas en alimentos para cerdos, gallinas y pescados.
“En un primer momento puede que esto suene raro para el consumidor, pero las gallinas que se alimentan libremente picotean con regularidad gusanos e insectos del suelo, y las vacas que pastan en el campo tampoco separan el pasto de los insectos”, dice Rainer Benning, técnólogo en alimentos de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Bremerhaven.
Los animales para consumo, sobre todo los cerdos y gallinas, necesitan proteínas en su alimento. La mayoría de las veces, estas se añaden al alimento en forma de soja.
De acuerdo con el Ministerio alemán de Alimentación y Agricultura, en 2007 fueron importadas 2,7 millones de toneladas de granos de soja, principalmente de Brasil. Esto genera una y otra vez críticas, ya que para su cultivo se destruyen valiosos hábitats naturales.
La harina de pescado, procedente sobre todo de Marruecos y Perú, también se usa como fuente de proteínas en el alimento para animales. Su empleo no sólo es controvertido por la sobrepesca de los mares, sino porque es caro. “Los insectos pueden ser una solución”, apunta Benning.
Por eso, la universidad de Bremerhaven investiga junto con las de Gotinga y Erlangen así como la Sociedad de Investigación de Alimentos para Animales de Brunswick cómo producir en masa insectos y luego blanquearlos, secarlos y molerlos de modo de poder añadirlos al pienso.
“Si queremos reemplazar la soja y la harina de pescado necesitamos masas de insectos. Eso es una dificultad”, explica Sebastian Demtröder, uno de los colaboradores de Benning.
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) ve ventajas en el uso de insectos para alimentar a los animales si las larvas son alimentadas con productos de desecho orgánicos.
“El ciclo tiene sentido si se crean proteínas a partir de material vegetal no proteico”, dice Matthias Meissner del WWF. Por otra parte, la demanda de energía para criar insectos es bastante alta.
Hasta ahora, la cría de larvas de gusanos de harina es sobre todo un trabajo artesanal. Para poder producir grandes cantidades hay que emplear líneas de producción automatizadas.
“Las máquinas tienen que poder reconocer cuándo los animales son lo suficientemente grandes como para recolectarlos y, a la vez, tampoco se puede esperar demasiado para que las larvas no se transformen en crisálidas”, dice Demtröder. Además, la máquina debería reconocer en lo posible el contenido de grasas y proteínas de la larva.
En el laboratorio de investigación de la Escuela Superior de Bremerhaven, las larvas son criadas en salvado de trigo. En el cubo de vidrio hacen 26 grados Celsius y hay un 70 por ciento de humedad.
En total, unos 100 kilos de gusanos de la harina pululan por los contenedores de acerdo inoxidable. En el cuarto conjunto son ingresados en un aparato que separa a los animales del salvado y sus excrementos.
Luego viene el procedimiento de secado. Ya fueron probados cinco métodos distintos. “Los mejores resultados los tuvimos con la liofilización, pero es también el método más caro”, dice Benning.
En las pruebas de la Universidad de Gotinga se comprobó que las gallinas, cerdos y percas crecen igual de bien con alimento en base a insectos que los animales que consumen el alimento tradicional. “Esto quiere decir que se puede reemplazar la soja sin pérdidas”, concluye Demtröder.
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