Aunque ha trabajado en todos los medios, el periodista mexicano Joaquín López-Dóriga, que recibe este martes un reconocimiento a toda su ca...
Aunque ha trabajado en todos los medios, el periodista mexicano Joaquín López-Dóriga, que recibe este martes un reconocimiento a toda su carrera profesional, asegura que “la magia está en la radio”.
Nacido en Madrid en 1947, el veterano informador, mexicano desde que cruzó el charco siendo casi un niño, obtuvo, fuera de concurso, una mención honorífica en el marco de la XXXVI edición de los Premios de Periodismo Rey de España.
Empezó escribiendo en un diario, El Heraldo de México, en 1968, y dos años después ya estaba trabajando en televisión con el maestro Jacobo Zabludovsky en el noticiero 24 Horas.
López-Dóriga hizo durante 16 años un programa televisivo que llevaba su nombre en el Canal de las Estrellas. Ahora escribe una columna en Milenio Diario y colabora en la tertulia de Radio Fórmula.
“Para mí -dice este lunes a EFE-, la herramienta es el contenido. Lo que me gusta es el periodismo, aunque sea a gritos… La televisión, claro, por la audiencia. Pero la magia está en la radio. Porque es una relación muy íntima. La radio son emociones”.
“La noticia que más me ha afectado fue el terremoto del 19 de septiembre de 1985 en México. Una tragedia. Miles de muertos en una ciudad rota y aislada. El mundo pensó, y los que vivíamos allí también, que la ciudad de México había desaparecido”.
López-Dóriga recuerda su exclusiva: “Fue el día que murió Franco. Aquel 20 de noviembre de 1975 di la noticia para radio y televisión a los mexicanos, que se enteraron antes que los españoles porque eran las cuatro y media de la madrugada y (en Madrid) estaban durmiendo”.
El veterano periodista opina sobre la petición del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, al rey Felipe VI para que el monarca español se disculpara por “los agravios” cometidos contra la población indígena durante la Conquista.
Fue “una falta de oficio diplomático… Ya el rey (Juan Carlos) habló de reconciliación cuando la Cumbre Iberoamericana de Guadalajara, México, en 1991… Los perdones no se pueden exigir”.
Y termina: “A los españoles y mexicanos no nos hacen falta más abrazos porque siempre estamos abrazados”.
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