Una escalinata improvisada hecha con neumáticos facilita el acceso a dos pequeñas casas construidas con madera, cartón y plásticos; ese dis...
Una escalinata improvisada hecha con neumáticos facilita el acceso a dos pequeñas casas construidas con madera, cartón y plásticos; ese diseño se repite varias veces en una zona popular en Ciudad Juárez, muy cerca de la frontera con Estados Unidos.
Esas viviendas forman parte de un centenar que se ubican en un asentamiento irregular en la calle Arroyo del Muerto, de la colonia (barrio) Ampliación Felipe Ángeles.
Blanca García y Margarita Sánchez habitan esas casas a las que solamente las separan unos metros. En el terreno, delimitado por ellas mismas, hay partes oxidadas de autos, sillones viejos, juguetes, cajas con ropa y una lavadora que se agita con intensidad al ser encendida.
Una de las mujeres, Margarita, de 32 años y quien tiene más de cinco viviendo en ese asentamiento con su esposo y sus cinco hijos, todos menores, explica a Efe que tomaron posesión del suelo “porque queríamos un terreno, una casa para nosotros mismos y no andar pagando renta”.
El mismo caso sucede con Blanca, una joven de 24 años y madre de tres hijos pequeños, quien cuenta a Efe que apenas tiene un año viviendo en esa casa que anteriormente ocupaba su madre.
Sentadas en un banquillo de madera al exterior de la casa de Blanca y protegidas por la sombra de un árbol solitario, las mujeres cuentan que hasta diciembre de 2018 el Gobierno municipal acudió a instalar el alumbrado público por la calle principal, todavía de terracería y de difícil acceso.
Aunque el sector se ilumina por las noches, a las familias que viven en el Arroyo del Muerto les hacen falta los demás servicios básicos, como sistema de agua y drenaje, energía eléctrica, recolección de basura, acceso directo a transporte público y seguridad.
Relatan que la líder (del barrio) “ya se movió” (agilizó trámites) para que instalen el agua y el drenaje”. Sin embargo, en México estos procesos pueden tardar años al tratarse de un asentamiento irregular.
Blanca cuenta que para obtener un delgado chorro de agua deben conectar clandestinamente una manguera a la toma pública que se encuentra al inicio de una vialidad y ambas señalan que no siempre cuentan con agua para bañarse, lavar ropa y sus trastes.
“La mayoría de los vecinos capta el agua en esa toma y somos varias familias las que vivimos aquí, todas con un pedazo de terreno”, dice Margarita.
Alejado de las casas, a cierta distancia, se observa un pequeño cuarto de madera que funciona como letrina. Ambas dicen que ese lugar ha ocasionado que sus hijos reporten enfermedades gastrointestinales de manera constante.
Debido a la falta de recursos económicos, Blanca comenta que es difícil llevarlos con un médico especialista para tratarlos, mientras que Margarita menciona que se encuentra en una situación similar, pues su esposo perdió su trabajo a causa de una enfermedad que aún no han podido diagnosticar.
“Hace poco a él le dio una enfermedad, así, de repente, un trastorno. En el trabajo ya no lo quieren contratar porque tuvo un trastorno de ansiedad y cuando a él le estalla la ansiedad, se sale y no puede durar en ninguna parte”, cuenta.
Estos meses en los que su esposo no ha podido trabajar, ella acude a ‘las segundas’ (ventas callejeras de ropa y objetos de segunda mano) a vender ropa que le regalan, pero lo más que ha sacado en un día son 200 pesos (unos 10,6 dólares).
De acuerdo con el Atlas de Riesgos Naturales, documento elaborado por el Instituto Municipal de Investigación y Planeación (IMIP), a partir de la década de los años 90 se comenzaron a formar algunos asentamientos irregulares en la ciudad y a principios del 2001 comenzó un “crecimiento desmedido” hacia el oriente de Ciudad Juárez.
El director de la asociación civil Plan Estratégico de Juárez (PEJ), Sergio Meza de Anda, explica a Efe, que con el último censo realizado por el Gobierno mexicano en 2010 se identificaron 111.000 casas deshabitadas en la ciudad.
“Juárez es de las ciudades más dispersas del país, y con tal dispersión y con tantas casas deshabitadas tenemos un problema muy grave a la hora de dar mantenimiento a lo ya existente y lo que agrava la situación son los asentamientos irregulares en la ciudad”, declara.
Aunado a esta problemática, el director de Plan señala que el Gobierno municipal continúa autorizando la construcción de nuevos desarrollos habitacionales, complicando el trabajo de llevar los servicios básicos a estos sectores.
Al cuestionarlo sobre la colocación de alumbrado público en este asentamiento irregular, menciona que estas posesiones ilegales de terrenos han sido propiciadas por el sistema político y por intereses electorales.
“Lo que sucede es que se legitima la ilegalidad, lo irregular, por criterios electorales, por ganar más votos, se deja pasar todo esto y no solo se deja pasar sino que se propicia y eso sigue empobreciendo a la ciudad y a las familias de Juárez”, dice.
Pero a pesar de todas las dificultades que tienen que sortear para vivir, las dos mujeres aseguran que les gusta vivir en el citado lugar “es bueno porque uno se quita la idea de que va a pagar por esto y por lo otro porque uno ya tiene su terrenito”, finaliza Margarita.