La industria de la telefonía móvil dio muestras de euforia ante el desarrollo de la tecnología 5G, después de esperar durante mucho tiempo...
La industria de la telefonía móvil dio muestras de euforia ante el desarrollo de la tecnología 5G, después de esperar durante mucho tiempo un sistema de transmisión de datos ultrarrápido, que ahora ya está a su alcance. “Es una revolución, y está sucediendo ahora”, opina el analista Mike Cansfield, de la firma de investigación del mercado tecnológico IDC.
Mientras el presidente Donald Trump reclama la introducción “lo antes posible” en Estados Unidos de la tecnología 6G, que ni siquiera está en desarrollo, en el Mobile World Congress de Barcelona se vio como la tecnología de la que se habla y se hablará en el futuro inmediato es la 5G. “No hablaremos sobre 6G el año que viene”, aseguró Rajeev Suri, máximo ejecutivo de Nokia.
La tecnología 5G es prometedora. En primer lugar, porque permitirá descargar una película en alta resolución en pocos segundos, y permitirá tiempos de respuesta tan cortos que se podrán controlar automóviles de forma remota. Representa una evolución tecnológica de las conexiones inalámbricas, ya que aplicaciones y proveedores van a estar siempre conectados a la nube.
El concepto 5G puede ser difícil de transmitir a los usuarios. Las primeras aplicaciones 5G que experimenten se parecerán mucho a servicios ya existentes, como las videollamadas. ¿Cómo lo vendes? ¿Como una red más segura? Eso sería erróneo, asegún Cansfield.
Dentro de cuatro años, apenas el cuatro por ciento de los usuarios estará conectado a redes 5G, y el 75 por ciento permanecerá en las actuales. “¿Quién quiere persuadir a tres cuartas partes de sus clientes de que navegan con una conexión no segura?”, se pregunta el analista de IDC.
Según una encuesta de la asociación digital Bitkom sobre las expectativas que despierta la tecnología 5G, solo un 47 por ciento reconoce una de las propiedades reales de las redes 5G, la descarga de datos más rápida. Pero lo que hará que los proveedores se preocupen es la poca disposición a pagar más por las mejoras que ofrecen las redes 5G: un 39 por ciento no quiere pagar más por ellas.
La industria necesita aplicaciones y dispositivos emblemáticos para catapultar el 5G. Este año es el de los teléfonos inteligentes plegables. Un argumento es que las películas se descargan más rápidamente, por lo que es mejor disponer de pantallas más grandes. Pero fabricantes como Samsung y Huawei esperan que sus teléfonos de más de 2.000 dólares sean subvencionados por los operadores.
Para Nokia, que hace mucho que dejó de ser líder en el negocio de la telefonía móvil, el 5G es una gran oportunidad. “Estoy seguro de que tenemos la estrategia correcta en el momento adecuado”, se reafirmó Suri. Para él, 2019 será un año emocionante. “Esperamos que 2020 sea un año de crecimiento para el mercado y para Nokia”, añadió.
Huawei también depende de la expansión de la red 5G, pero es objeto de sospechas sobre su seguridad por parte de Occidente. Es acusada de espionaje industrial, y se plantean inquietudes sobre si su tecnología podría utilizarse en un hipotético conflicto cibernético con China. El CEO de la marca, Richard Yu, quiso tranquilizar a los usuarios sobre este punto: “No dejamos ninguna puerta trasera abierta para ningún gobierno”.
Por su parte, el directivo de Vodafone Nick Read advirtió que en Europa un rechazo de Huawei a la mejora en las redes móviles podría retrasar dos años la introducción de 5G. Read también ve en la ausencia de Huawei un problema de suministro. Después de una ola de fusiones, ahora solo hay tres grandes proveedores de equipos de redes. Si solo se pudiera acceder a dos de ellos, Ericsson y Nokia, eso sería malo para la innovación y la seguridad de los suministros.
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