Mujeres latinoamericanas relataron este miércoles en Naciones Unidas cómo la inclusión financiera cambió sus vidas y cómo el acceso a p...
Mujeres latinoamericanas relataron este miércoles en Naciones Unidas cómo la inclusión financiera cambió sus vidas y cómo el acceso a pequeños créditos o a servicios bancarios puede ayudar a que otras emprendedoras derriben barreras.
La peruana Rut Pelaiza y la colombiana Sandra Mendoza llevaron su experiencia a Nueva York de la mano de la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA), organización con la que trabajan en sus respectivos países.
En un acto celebrado en los márgenes de la Comisión de la Mujer de la ONU, Pelaiza contó cómo pasó de vender en las calles tras ser abandonada por su marido a asesorar a otras mujeres sobre cultura financiera “para que puedan sobresalir por sí solas”.
Hoy, con la ayuda de sus muñecas María, Josefa y Teresa, explica a esas mujeres las ventajas de ahorrar en entidades financieras -como hace la primera-, donde su dinero estará protegido, y les recuerda los peligros de esconderlo en latitas de leche Gloria o de dirigirlo a la adquisición de animales, como hacen las otras.
Además, Pelaiza también asesora en quechua a la hora de solicitar microcréditos, préstamos de pequeñas cantidades, con los que muchas de estas mujeres rurales pueden iniciar negocios de ventas de verduras, aguas o comprar semillas para la siembra o animales.
“Nuestro fin es que nuestros hijos sean mejores que nosotros”, subrayó en una entrevista.
“Una mujer sí lo puede hacer por sí sola, lo podemos hacer. En mi caso yo nunca pensaba comprarme un terreno, una casa. ¿Por qué? Porque soy una mujer, estoy sola”, aseguró, una creencia que demostró equivocada.
Ahora, todas sus hijas estudian en la Universidad o en escuelas y tiene una casa en propiedad, un ejemplo que motiva a todas las mujeres que ella asesora.
“Nosotras como mujeres no dependemos de un esposo. No dependemos de alguien, sí lo podemos hacer. Yo cuento mi experiencia: ‘Mira mis hijas están estudiando, ¿no te parece? Mira yo tengo mi casa, ¿no te parece? ¡Tú también puedes hacerlo!”, indicó.
Sandra Mendoza, agricultora y ganadera, contó en el acto cómo adoptó la finca familiar a las energías renovables gracias a lo aprendido en un programa de la FMBBVA y cómo llegó a convertirse en la primera presidenta del comité local de cafeteros.
“Nunca me imaginé que la iba a traer a Nueva York, a la ONU”, bromeó sobre su trayectoria.
Según relató en una entrevista posterior, el acceso a un crédito literalmente cambió su vida y es algo que puede transformar la realidad de otras muchas mujeres.
Junto a las dos protagonistas, intervinieron en el acto destacadas líderes latinoamericanas, como la vicepresidenta de Colombia, Marta Lucía Ramírez, quien insistió en que únicamente empoderando a la mujer los países de la región podrán alcanzar todo su potencial.
Para ello, Ramírez subrayó la necesidad fomentar la incorporación de las mujeres al mercado laboral, de mejorar su educación financiera y de facilitar el acceso a los servicios bancarios en las comunidades rurales.
El objetivo de la igualdad, reconoció, queda aún lejos para Colombia, donde la mujer sigue “muy marginada” en la fuerza laboral y donde la tasa de paro femenino duplica a la de los hombres.
La secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan, expuso cómo esa situación es generalizada en la región y recordó que un tercio de las mujeres en América Latina carecen de ingresos propios, casi tres veces más que el número de hombres en esa situación.
“Solo la mitad de las mujeres latinoamericanas tiene una cuenta bancaria, apenas el 11 por ciento tiene un ahorro bancarizado y solo el 10 por ciento dispone de crédito”, subrayó.
Según dijo, esas cifras muestran que sigue habiendo “discriminación” y que “las mujeres no disfrutan en la práctica de igualdad de oportunidades”.
La directora de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe, Luiza Carvalho, destacó también la importancia de la inclusión financiera de la mujer para combatir la pobreza y pidió “mecanismos muy ágiles y muy desarrollados” para avanzar.
“En Latinoamérica muchas mujeres tienen que emprender por necesidad. Son personas habitualmente de los estratos sociales más bajos, sin recursos, con poca formación y que en un momento dado de su vida se encuentran al frente de una familia solas y que en ese momento (…) no pueden acceder a un puesto de trabajo formal”, explicó el director general de la FMBBVA, Javier Flores.
“La inclusión financiera lo que permite a este tipo de personas es encontrar una manera de ganarse la vida de forma estable y nosotros tratamos de acompañarlas en el tiempo para que esto no sea solo flor de un día”, añadió.
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