La Comisión de la ONU sobre la Condición de la Mujer llegó este viernes a su fin tras dos semanas de discusiones en las que ha vuelto a...
La Comisión de la ONU sobre la Condición de la Mujer llegó este viernes a su fin tras dos semanas de discusiones en las que ha vuelto a hacerse evidente la dificultad que los países del mundo tienen para llegar a consensos en materia de igualdad de género.
Los ataques contra los derechos de las mujeres y la lucha para que no haya una vuelta atrás en las protecciones acordadas en las últimas décadas dominaron en buena medida las reuniones de este año.
Como en ediciones anteriores, quedó clara la profunda división entre las posturas de distintos Gobiernos, lo que obligó a posponer durante varias horas la reunión final para adoptar el documento de conclusiones de la cita.
Finalmente, ya entrada la noche del viernes en Nueva York, las delegaciones adoptaron un texto pactado en varias jornadas maratonianas de negociación.
Pese a los grandes esfuerzos para lograr un consenso, Arabia Saudí y Baréin tomaron la palabra en esa reunión final para anunciar que se desmarcaban del documento, al considerar que incumplía varias “líneas rojas” para sus Gobiernos, y defendieron que no deberían considerarse como unas conclusiones acordadas por los miembros.
Entre otros asuntos, los dos países señalaron las referencias a la salud sexual y reproductiva y a la educación sexual como puntos que no podían aceptar.
La cuestión de los derechos a la salud sexual y reproductiva también llevó a Guatemala a expresar su rechazo a un párrafo del texto, al considerar que puede usarse para justificar los abortos.
Algunos otros países, como Brasil, también criticaron el documento y se distanciaron de algunos puntos, subrayando que no coinciden con las posturas de su actual Gobierno.
En esta edición, el borrador inicial reafirmaba entre otras cosas la Declaración de Pekín de 1995, el primer gran compromiso global para lograr la igualdad de género y que algunos Ejecutivos no ven con buenos ojos, por su reconocimiento del derecho a la salud sexual y reproductiva de las mujeres.
Junto a países tradicionalmente muy conservadores se han alineado en esta ocasión delegaciones como la de Estados Unidos, que bajo la Administración de Donald Trump ha endurecido su postura en contra del aborto.
Esa posición ha acercado a Washington a naciones de Oriente Medio y de África, alejándolo de aliados tradicionales como los miembros de la Unión Europea o Canadá.
Para el Gobierno de España, por ejemplo, la prioridad era en todo momento evitar un retroceso a nivel global en derechos, especialmente en el reconocimiento de los diferentes tipos de familia o renunciando al concepto de género, según dijo a Efe la secretaria de Estado de Igualdad, Soledad Murillo.
Todo el espectro de voces ha tenido su hueco en la Comisión de la Mujer, en la que junto a los países participaron más de 5.000 representantes de organizaciones de la sociedad civil, desde grupos feministas a entidades antiabortistas y que defienden una definición tradicional de la familia.
Las cuestiones sobre los tipos de familia y de identidad de género también han figurado entre las más candentes en las dos semanas de reuniones.
Todo ello ha tenido lugar bajo la sombra de una reacción contra el feminismo y los avances en los derechos de la mujer logrados en los últimos años.
El problema de la violencia contra la mujer y del acoso también estuvo muy presente, incluso de forma directa, pues la diplomática keniana que lideró las negociaciones del documento final, Koki Muli, denunció haber sido víctima de ciberacoso por sus responsabilidades.
Entre las iniciativas puestas en marcha durante las dos semanas de reuniones destacó una campaña impulsada por ONU Mujeres para acabar con todas las leyes discriminatorias que sigue habiendo en el mundo.
Según la agencia, más de 2.500 millones de mujeres y niñas siguen afectadas por legislación que impide la plena igualdad y muchos países siguen manteniendo estándares diferentes para hombres y mujeres en cuestiones básicas como la obtención de un pasaporte, el acceso a puestos de trabajo o las herencias.
Buena parte de las discusiones, además, se centraron en el papel de los sistemas de protección social, del acceso a servicios públicos y las infraestructuras en la lucha por la igualdad, el tema central de este año.
Entre otras cuestiones, los participantes en la Comisión discutieron protecciones para la maternidad, cuidado infantil asequible, pensiones, transporte o seguridad, que tienen situaciones muy distintas alrededor del mundo.
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